Tres años han pasado desde la última vez que los jumillanos pudieron rogar a la Abuela Santa Ana la necesaria lluvia para aplacar la sed del campo. Tres años no es nada para los fieles a la Abuelica que acudieron puntuales ayer al monasterio para celebrar la solemnidad de Santa Ana, abuela de Cristo.

Misa de Santa Ana en el atrio del Convento

Los devotos se congregaron en el atrio del Convento para honrar a quien es grande por ser la madre de la Madre del Hijo de Dios. Para comenzar se celebró la eucaristía, presidida por el Padre José María Roncero y acompañada por la Coral Canticorum. En la homilía Roncero destacó el papel que los abuelos han jugado a lo largo de la historia como unificadores de la familia, nexo de unión entre generaciones, y especialmente destacó la labor de las abuelas ‘injubilables‘, aseguró, por la dedicación a sus hijos y nietos. También recomendó ver el vídeo que al Papa Francisco a dedicado a los ancianos en este mes de julio al que pueden acceder a través de este enlace.

Los niños de la colonia portaron la imagen de San Joaquín y Santa Ana

La Abuela Santa Anta en procesiónAl finalizar la misa, los niños procesionaron por el monte junto a un trono infantil de San Joaquín y de Santa Ana, portado, como es habitual, por los pequeños de la colonia. Mecida por los adultos, la Abuelica Santa Ana recorrió las cercanías del Convento acompañada de numerosos devotos entonando los Gozos de Santa Ana y las rogativas para que acabe la pertinaz sequía que este año amenaza la supervivencia de los cultivos.

En la mente de muchos, si no de todos, estuvo presente el recuerdo del Padre Oliver, guardián del Convento de Santa Ana, que nos dejó recientemente. Las oraciones de la V Estación le fueron dedicadas junto a todos los hermanos de la colonia fallecidos en el último año. Así regresaron al Santuario para concluir la celebración entonando el himno de Santa Ana.