Las empresas fotovoltaicas tienen la vista puesta en el gran término municipal de Jumilla, y ya son varios parajes en los que se están proyectando instalar macroparques solares.

Juan José Bas, secretario de Stipa

Juan José Bas, secretario de Stipa

La Asociación Naturalista Stipa viene tiempo denunciando el impacto medioambiental que supondría la instalación de estas plantas fotovoltaicas en según que zonas, “especialmente representan un peligro para ciertas aves esteparias, que además están protegidas, como la avutarda, el cernícalo primilla, el sisón, las gangas ibérica y ortega o los aguiluchos cenizo, lagunero y pálido” advierte Juan José Bas, secretario de la Asociación Naturalista Stipa. Esta variedad faunística está perfectamente instalada en algunos parajes de Jumilla, zonas más aisladas y alejadas en las que desde hace meses se proyecta instalar grandes parques fotovoltaicos.

Es el caso del paraje de La Campana, entre la Sierra de las Cabras y la Sierra de la Pedrera, en este lugar se quiere ubicar una planta de energía solar que abarca cerca de 400 hectáreas, siendo este el proyecto más grande que ha llegado a Jumilla.

En este momento están en estudio las alegaciones que Stipa y distintas Asociaciones Medioambientales han presentado al proyecto de instalación de este macroparque solar y no porque estén en contra de las energías renovables, sino porque quieren que su instalación esté regulada, “le hemos pasado documentación al Ayuntamiento de aquellas zonas en las que los impactos tanto para la fauna como para el paisaje, serían menores y además próximos a los núcleos habitados donde se consume esa energía y a las subestaciones encargadas de distribuirla”, asegura Bas, pero según el secretario de Stipa no han recibido más que indiferencia, “y claramente nos mostraron que no eran partidarios de acometer la ordenación del territorio” señala.

Pero el macroparque fotovoltaico del paraje de La Campana no es el único que pretende instalarse en Jumilla, apenas hace una semana conocimos de otro proyecto que pretende instalarse en la zona norte del término municipal, con más de 170 hectáreas de superficie y que quiere hacer “trampa” para conseguir una evaluación positiva de impacto medioambiental, “han dividido en dos el proyecto para no superar ninguno de ellos los 50 MW de potencia y así eludir el control del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, una artimaña administrativa que desde Stipa hemos denunciado”