La Plataforma Ciudadana Salvemos el Arabí y Comarca se presentó el pasado viernes en nuestra localidad a través de la ponencia “Situación de los acuíferos en el Altiplano”, y la intervención del licenciado en Ciencias Ambientales y Doctor en Ciencias del suelo José Martín Soriano Disla.
En el acto, que tuvo lugar en el Centro Roque Baños, se habló sobre la situación actual de los acuíferos en el Altiplano, ya que es preocupante puesto que se vacían a un ritmo de 80 hectómetros cúbicos al año (se extrae 3 veces más agua de la que se recarga) y carecemos de aportaciones externas para cubrir esa demanda.
Según la Plataforma, estamos asistiendo a una desmesurada proliferación de cultivos hortofrutícolas de regadío intensivo en nuestra comarca, que podrían llegar a acelerar las extracciones y a aumentar esa alarmante cifra de sobreexplotación.
Martín Soriano fue más técnico en su intervención sobre los impactos de la agricultura intensiva en los suelos, que se han instalado en el Altiplano “porque aquí no hay tantas restricciones”, señaló y aseguró que estos cultivos afectan negativamente al medio ambiente, agotando los recursos y la utilización de productos químicos de síntesis está afectando al suelo en especial, alterando sus propiedades naturales.
Esta Plataforma ha pedido al presidente de la Confederación Hidrográfica del Segura que se haga un estudio pormenorizado de la situación real de nuestra comarca, en el que se aporte información transparente y actualizada de todos nuestros acuíferos y cuáles son los usos que se les está dando al agua.
Declarar oficialmente sobreexplotadas todas las masas de agua subterránea que efectivamente así lo estén, ya que actualmente sólo están declaradas oficialmente dos: Jumilla-Villena y Ascoy-Sopalmo, ambas desde 1987.
Aclarar, según la Directiva europea, qué es lo que va a pasar en el año 2027, cuando finalice la prórroga concedida para alcanzar un buen estado de equilibrio entre las extracciones y las recargas. Si no se llega a una explotación sostenible, ¿qué ocurrirá?
Estudiar, con arreglo a ley, la posibilidad de establecer algún tipo de limitación a la cantidad de agua que demandan los cultivos intensivos, ya que pueden llegar a producir hasta dos y tres cosechas al año, y tener en consideración los riegos para los cultivos leñosos tradicionales, en especial la vid, para que no se vean afectados por las limitaciones.